Bioceres nació “con el sonar de las cacerolas” en diciembre del 2001, en plena explosión de la crisis. Dos años después cerró un acuerdo con el Conicet y así nació el Instituto de Agrotecnología de Rosario (Indear), con el objetivo de generar investigación y desarrollo en productos biotecnológicos relacionados al agro.

Consolidado como grupo, en 2009 nace Bioceres Semillas de la unión con el Inta. Básicamente, el ente le otorgaba la licencia y la exclusividad de comercialización del programa de trigos a Bioceres. Así surgen los trigos BioInta, que permitieron al grupo introducirse en el mercado de semillas en Argentina y hacer el trigo como el primer producto de su portfolio para los productores agropecuarios.

“Hoy es una empresa que ha crecido, que tiene un portfolio más amplio y tiene cultivos estratégicos. No sólo comercializamos trigo sino también soja, maíz, sorgo, girasol y este año lanzamos alfalfa. El portfolio fue creciendo porque las asociatividades de Bioceres se han ido incrementando”, cuenta Guillermo Vidal, coordinador de Márketing de Bioceres Semillas.

Uno de los proyectos que consideran emblemáticos dentro de la empresa es el de tolerancia a sequía, de la doctora Raquel Chan. “Se mantuvo en el tiempo y hoy por hoy nos está dando una tecnología que pronto vamos a tener en el mercado de comercialización para la Argentina. Ese gen está en dos cultivos estratégicos, soja y trigo”, afirma.

En el caso de la soja han avanzado con al desregulación, es decir la aprobación del gen, mientras que en trigo presentaron el dossier y avanzan de a poco. “Si llegamos a la desregulación, Bioceres va a ser la única compañía a nivel mundial que va a tener un trigo genéticamente modificado o transgénico para ofrecer como tecnología a los productores agropecuarios”, asegura Vidal.

Esta tecnología se generó con el proyecto HB4 y permitió a Bioceres asociarse con diversos actores internacionales. Con la estadounidense Arcadia AgroSciences formaron Verdeca, que comercializará  la tecnología HB4 para el cultivo de soja.

Otro acuerdo es con Florimond Desprez, una compañía francesa que tiene 150 años de historia y desarrolla germoplasma relacionado al trigo. “Encontramos un componente muy importante para asociarnos y tratar de darle a los trigos nuestra tecnología y capturar lo mejor de un germoplasma para ofrecer los rendimientos que se esperan o se desean para seguir incrementando la productividad de los campos”, detalla.

Si el objetivo es dar productividad a los cultivos, Vidal asegura que realizan ensayos a campo hace siete años en soja y hace seis en trigo. Los resultados obtenidos son según el nivel de ambiente (debajo de 2.000 kilos, entre 3.000 y 6.000, y más de 6.000). “En soja, en los niveles más bajos, el piso tiene un aumento promedio del 8% y si llegás a los ambientes mayores a 6.000 kilos es donde la tecnología no penaliza el rendimiento y le permite al germoplasma explotar todo el potencial que tiene con el ambiente donde se está desarrollando”, describe. En el trigo se da un aumento del 20% en productividad.

De un proyecto del Indear surgió una alianza con Rizobacter para la secuenciación de la microfauna del suelo. Mediante muestras obtenidas descubrieron un paquete de bacterias hasta entonces desconocidas y que pueden beneficiar a los cultivos. Así, investigan y trabajan en producir inoculantes de segunda generación.

Entre los desafíos que enfrentan como empresa, Bioceres Semillas se plantea aumentar el market share. En soja, presentaron nueve variedades propias de su programa de desarrollo en la Red Nacional de Cultivares de Soja (Recso). Mientras que en trigo, asegura Vidal,  la sinergia con Florimond Desprez hace que ofrezcan «la variedad de trigo que mayor potencial de rendimiento puede ofrecer a un productor argentino», con hasta 10.400 kilos por hectárea, según resultados del Inase.

«Nuestro objetivo es ser una de las compañías en el top 3 nacional (junto a Nidera y Don Mario) en cuanto a volúmenes de venta y posición de mercado. Todos los esfuerzos, inversiones y resultados nos están dando esas fortalezas como para, a través de un plan estratégico, llegar a ese nivel.»

Por Agustín Monguillot, Semanario Infocampo

Foto: Juan Carlos Casas

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