Según un estudio de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires y la empresa Adama Argentina, en el país se invierten alrededor de 1.300 millones de dólares por año para controlar la problemática de las malezas. Desde 2005 hasta la fecha, se confirmó la evolución de resistencia a glifosato en cinco especies y, en los últimos años, se detectaron los primeros casos de resistencia múltiple a glifosato y a otros herbicidas en raigrás y yuyo colorado.

Entre las principales malezas resistentes al glifosato detectadas en la Argentina, se encuentran sorgo de Alepo (Sorghum halepense), raigrás anual (Lolium multiflorum), raigrás perenne (Lolium perenne), yuyo colorado (Amaranthus quitensis y Amaranthus palmeri), capín (Echinochloa colona) y pata de ganso (Eleusine indica). Al competir por el agua y los nutrientes del suelo, las malezas generan pérdidas económicas, interfieren en la cosecha y alcanzan la pampa húmeda, el NOA y el NEA.

Respecto de los factores que acentúan la problemática, técnicos del INTA remarcan la escasez de rotación dado el predominio del cultivo de soja, el uso de glifosato en muchos casos como única herramienta de control, la gran superficie agrícola bajo arrendamiento de corta duración y la ausencia de monitoreos en los lotes.

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