«Un centro de alta presión brinda un respiro a los campos de la región y lentamente mejora la situación hídrica. Si bien, el noreste de Buenos Aires sigue muy complicado con los excesos, en el resto de la región el agua se va retirando paulatinamente de los cuadros. La mayoría de los escasos lotes de trigo de la región se encuentran en zonas altas y afortunadamente se atribuyen las pérdidas a sectores anegados no relevantes. Las zonas más complicadas por ahora están mejor de lo que se esperaba y no presentan pérdidas totales pero habrá que ver cómo evolucionan. El temporal pateó también el tablero del maíz de primera y hace repensar las estrategias de siembra», informó la Guía Estratégica para el Agro de la Bolsa de Comercio de Rosario.

También explicaron que «muchos lotes sembrados con trigo que son muy planos y tienen problemas para escurrir, siguen estando muy saturados. Presentan agua en el entresurco y sectores con manchones cloróticos en lotes donde nunca se había visto este tipo de problema antes. Pero también muchos cuadros que están mejor de lo que se esperaba y no muestran síntomas generalizados de pérdidas por asfixia radicular. Los casos de los relieves bajos, es más delicado y muy posiblemente se pierdan, pero son escasos en la zona. Los caminos están en malas condiciones y aún es dificultoso el acceso a los lotes, pero la semana anterior directamente era imposible. Los cuadros de trigo que se pueden monitorear se encuentran, en general, en buenas condiciones, atravesando sus estadios de macollaje y encañazón. Todavía es incipiente apreciar las consecuencias de la sustancial descarga de agua de la semana pasada. En ciertos cuadros se comienza a ver septoria por debajo del umbral de aplicación y clorosis por falta de radiación y/o lavado de nitrógeno que podría mermar el rinde del cereal. En el caso de la cebada, avanzan más rápidamente las enfermedades foliares como mancha en red y escaldadura».

«Hay un temor generalizado entre los productores por estos cambios climáticos que serán cada vez más frecuentes. La falta de infraestructura para soportar eventos de esta naturaleza y las consecuencias en los cultivos, la logística, el tránsito de maquinaria serán desafíos a afrontar. Los ingenieros analizan las fechas de siembra, pulverización y cosecha para adaptarse a este nuevo escenario climático. Se discute si conviene o no sembrar este año las zonas bajas o anegables», advirtieron.

Y concluyó que «también se está replanteando cómo hacer el maíz que se había decidido sembrar en fechas tempranas. Faltan 20 a 30 días para la siembra y va a llevar un buen tiempo que se normalice la situación hídrica de la porción este de la región y el riesgo de sembrar con las napas tan altas, ante nuevas lluvias, está haciendo repensar las decisiones. Por otro lado, los preparativos de pre siembra los controles de malezas, en estas circunstancias no se pueden hacer».

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