El noroeste argentino es una de las regiones más castigadas de la agricultura argentina. En un contexto  caratulado como desfavorable para sembrar por los altos costos de producción, los problemas de comercialización y la presión impositiva, al NOA se le agrega la distancia con los puertos.

«Estamos a una distancia de entre 900 y 1.400 kilómetros de Rosario. La tonelada de maíz en pizarra de Rosario ronda los 900 pesos, y estamos pagando un promedio de 600 pesos de flete, es decir que vale mucho más el traslado que hace un camión que la carga que transporta. Es dos veces lo que nos queda del valor del maíz», cuenta el Ing. Daniel Rossi, coordinador Crea de la región NOA.

En diálogo con Infocampo, Rossi afirma que las lluvias recientes (unos 30 milímetros) han acompañado a la zona. Cuando se trata de la campaña fina, el 80% de la superficie la acapara el trigo, mientras que el 20% restante se lo reparten el garbanzo y el cártamo, según datos de la organización que agrupa a los productores agropecuarios.

«El trigo ha sido sembrado con la expectativa de generar cobertura y salir con los lotes más limpios de malezas, que es uno de los problemas graves que tenemos en el NOA. Si hay un buen negocio se capitaliza, pero estando entre 1.900 y 1.300 kilómetros de los puertos es un negocio negativo para nosotros», agrega.

Los problemas del cereal a nivel nacional se profundizan en la zona, que suele tener rindes que oscilan los 1.200 kilos por hectárea. «Para el trigo que se hace acá generalmente se usa menos kilos de semilla del que se usa en el sur. Te estoy hablando de 40 a 55 kilos de semilla por hectárea. Hablando de barbecho, tienen solamente lo hormonal más un glifosato y eventualmente un metsulfurón. A partir de ahí, y en función de como venga el tiempo, se puede llegar a aplicar un insecticida o de algún otro producto hormonal. Más o menos a valores de contratistas, las labores, 120, 130 dólares por hectárea, y los rindes no superan los 1.200 kilos. Por lo tanto, la rentabilidad es nula», dice.

Frente a este escenario, Rossi resalta «la pasión, el ímpetu y la tenacidad que pone el productor NOA a seguir apostando a la producción en un contexto que es para nada favorable».

Dificultades varias

Roberto Gálvez integra la Mesa Nacional de Agricultura de Crea. Administra unas 5.000 hectáreas en lo que es parte de Tucumán, Santiago del Estero y norte de Salta, en la zona de Las Maravillas. Cuenta que en varias partes, donde los números de la soja y el maíz ya no cierran, llevaron a los productores  a incursionar en especialidades de la región como porotos, chía y sésamo.

«Entre soja y maíz hay un 70% de la superficie de siembra. Se hace rotación uno a uno, o sea que un año hacés soja y el otro, maíz. Eso se hace en zonas con precipitaciones muy variables entre años, como lo que es el este tucumano y parte del oeste santiagueño. En el norte, tratamos de hacer una rotación parecida con maíz y soja, pero este año se ha agregado más de lo habitual como la chía y poroto de diferentes colores, como blancos, colorados y negros».

«Estamos en situación de quebranto. Hay voluntad, muy buenos técnicos detrás de la producción y buenos rindes, pero no nos acompañan los precios de venta, los costos y el tema de los fletes. No nos favorece», lamenta. La distancia respecto del puerto de Rosario va de los 900 a 1.300 km, lo que genera un costo de flete de entre 480 (este tucumano-oeste santiagueño) a 700 pesos (Las Maravillas, Salta). «Además, el maíz ese no tiene mercado, porque no tenemos cupo de exportación a un país vecino como lo es Bolivia «, agrega Gálvez.

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Por Agustín Monguillot

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