Las lluvias que afectan a gran parte de la región productiva argentina constituyen un «evento climático sin precedente desde que se cultiva la oleaginosa» en el país, afirmó Sofía Corina, investigadora de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario.

Entrevistada por el diario La Nación, la ingeniera agrónoma explicó que «fueron 20 días de lluvias continuas que arrojaron acumulados superiores a los 300 milímetros, un evento climático sin precedente desde que se cultiva soja en la Argentina».

«En abril de 1991 las lluvias presentaron un patrón similar, pero el acumulado fue la mitad del registrado este año; como no hay antecedentes de eventos de semejante magnitud, es muy difícil calcular la producción final; de hecho, estimar la producción de soja será un desafío para los analistas», agregó.

En ese sentido, reveló que «la mayor preocupación que recibimos de nuestros informantes es la pérdida de calidad de los granos obtenidos y la incertidumbre sobre su comercialización».

Por ello, añadió, «los ingresos por parte de las empresas se verán disminuidos, no sólo por una menor producción unitaria, sino también por las erogaciones que deben enfrentar al obtener granos dañados».

«Los productores hoy deben correr con los gastos en secado, logística, embolsado y con el castigo sobre el precio por la calidad del
grano, e incluso estarán expuestos al posible rechazo de la mercadería», precisó.

Y advirtió: «Otro tema no menor es el mal estado de los caminos. Todavía hay lotes en los que no se puede ingresar por el desastre que causó la lluvia en los caminos rurales».

Con relación al grado de afectación de la calidad de la soja, indicó que «es muy importante y todavía no es posible mensurarlo con precisión; casos extremos que ponen en duda si se justifica o no su recolección».

Asimismo, recomendó que «el período de almacenado sea el más corto posible hasta que puedan ser secados».

Respecto de los rendimientos, consideró que «la región productora de soja por excelencia ya presenta una caída del rinde de 5 quintales por hectárea, sin contar el nivel de daño por pérdida de calidad».

«En el caso del maíz de primera, las estimaciones de rindes reflejan una pérdida de 2 quintales por hectárea, dado que el cultivo puede soportar mejor las condiciones húmedas», completó.

Corina concluyó que «se derrumba la expectativa de alcanzar una cosecha que se perfilaba próxima a los niveles récord obtenidos en la campaña 2015/16″.

«El temporal descolocó a los analistas y la incertidumbre acerca del nivel de producción final seguirá vigente hasta que se termine de cosechar», finalizó.

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