Al margen del contexto de mercado por el que está pasando el cultivo de trigo , lo cierto que sigue siendo uno de los principales cultivos producidos en nuestro país, y su lugar es difícilmente reemplazable, ya que constituye un fuerte eslabón de nuestra producción primaria.

Para poder lograr un diferencial de precio en la comercialización, la clave pasa por trabajar el mismo con la agricultura de precisión. Por este motivo, Infocampo dialogó con Juan Pablo Vélez, técnico del Inta Manfredi, quien aseguró que «hay mucho por hacer para la puesta de estas herramientas a punto, comenzando desde lo básico, como la fertilización, a otras de mayor complejidad, como el de sensoramiento remoto y cosecha segregada por ambiente».

En relación a la cosecha, el técnico indicó que «esta última apunta a una cosecha sectorizada en donde nos da la posibilidad de cosechar en sectores en función de la calidad, es decir, que podemos comercializar el producto de mayor calidad para industria con mayores requerimientos, como el del fideo, y la de menor calidad se puede destinar para consumo animal o para mezcla en harinas».

Pasos a seguir

La trazabilidad es otro factor que se convierte en un punto muy requerido para los consumidores.
En este sentido, Vélez explicó que «como punto central lo que es la trazabilidad de la producción primaria, y como eje secundario la tecnología de la agricultura de precisión como un gran aporte a poder recopilar información digital para informar al consumidor de ese producto que estamos haciendo en nuestro lote para lograrlo».

Y continuó: «En trazabilidad, principalmente estamos trabajando en lo que es trigo, porque desde la producción primaria a góndola el proceso es mucho más corto, entonces permite lograr una trazabilidad mas fácil; y distinto es la soja o el maíz, que tras procesos y re-procesos llega en cierto componente los productos que estamos habitualmente acostumbrados a comer».

Por caso, Vélez añadió que «se inició en el cultivo de trigo y estamos trabajando con él porque es el proceso que a góndola es más corto, hay menos factores, menos procesos de producción».
Además, el técnico del Inta resaltó que «uno trata que cuando uno come el producto sepa de dónde salió y cómo fue producido, que es la tendencia mundial; hay cosas que son mucho más fáciles y que se están haciendo, como, por ejemplo, la carne, el huevo».

A modo de ejemplificar un producto, Vélez expresó que «el huevo ya sale con barras y un código QR, y es mucho más fácil detectarlo porque el producto se consume tal cual se produce, y lleva un poco más de trabajo y más labor por parte de gente especializada».

Contando sobre cómo comienza el proceso de trazabilidad del trigo, Vélez subrayó que «con respecto al trigo lo que se trata es de certificar los procesos de establecimientos, labores del molino, que tiene sus proveedores y que recibe la harina y hace las mezclas, pero con una trazabilidad de donde salieron esos lotes fijos, y uno puede entrar  y ver qué esta ocurriendo dentro de cada uno de los lotes independientemente de si ese lote me dio a mí origen a la harina o no, ya que forma parte del proceso».

Sin embargo, también hay tareas dentro del lote por realizar. En este caso, Vélez resaltó que «además se están llevando a cabo estudios con diferentes fuentes de imágenes multiespectrales que permitan no solo diferenciar la calidad del cultivo por sectores sino que también nos dé una información durante el ciclo del cultivo con suficiente tiempo antes de cosecha como para llegar a hacer una aplicación de fertilizante nitrogenado correctivo».

Y continuó: «Todas esta herramientas, junto con lo que se genera en todos los procesos desde la siembra hasta la cosecha arrojan información documentada permitiendo subirla a la nube de datos disponible para que el consumidor sepa qué es lo que está comiendo. Hoy el solo hecho de conocer de dónde, y solo de dónde ha salido la materia prima que le dio origen a un producto sencillo como la harina de trigo ya es un gran avance, y el consumidor sabrá valorizarlo y elegir ese producto por sobre cualquier competencia».

A la hora de comentar sobre el proyecto y cuánto tiempo lleva desarrollándose, el técnico dijo que «este proyecto tiene dos años y ahora está formalizada la aplicación telefónica con la cual se escanea el QR y arroja el lugar donde fue cosechado el trigo, y no es poco, porque si ustedes están en otra parte del planeta, tener los datos de latitud y longitud de donde fue cosechado ese trigo que estás comiendo es una experiencia importante para el consumidor».

Por último, Vélez resaltó que «esto suma como una buena práctica agrícola, y de cierta manera me saco la mascara como productor de trigo para la harina y doy la cara de que los procesos que estoy haciendo son correctos, si digo en donde esta el trigo que estoy produciendo para esa harina es porque estoy haciendo las cosas bien y no tengo ningún problema que vengan a verlo y corroborarlo».

Por Alejandro Besana, Semanario Infocampo

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