Argentina ha experimentado una marcada necesidad de producir forrajes de alta calidad debido a la fuerte competencia que se produjo con la agricultura, lo que obligó a la producción ganadera, tanto de carne como de leche, a aumentar su eficiencia.

Nuestro país pasó de realizar 80.000 hectáreas de silo en el año 1993 a 1.600.000 en la última campaña. En este contexto los sistemas ganaderos tienden hacia la intensificación bajo diversas variantes. Hace unos días se realizó en el Inta Manfredi, la jornada sobre Forrajes Conservados, donde se pudo mostrar los avances en maquinaria agrícola para ganaderos y la eficientización de las mismas.

Infocampo dialogó con Federico Sánchez y aseguró que «respecto a la maquinaria autopropulsada utilizada en Argentina, en su mayoría es la misma ofrecida en el mercado mundial, lo cual habla a las claras la alta tecnología que estamos utilizando para elaborar este tipo de forraje conservado. Si bien las máquinas picadoras son de última generación, hay muchos factores a mejorar como los camiones que extraen el material picado, que generalmente no reúnen las exigencias de capacidad y neumáticos de baja presión que se necesitan hoy sistemas en siembra directa como el 82% del campo argentino».

Si bien los henos son un recurso muy común en el país, en general la calidad promedio es muy baja donde la comercialización históricamente se realizó por volumen, en lugar de calidad. En los últimos años, el megafardo ha producido un avance en ese sentido dado que se vende por kg y discriminado según calidad, explicó Sánchez.

Por otra parte, el ténico del Inta y organizador del evento resaltó que «a estos ingredientes tradicionales hay que sumarles los nuevos, que están surgiendo del procesamiento de los granos, muy utilizados en las raciones bovinas a nivel mundial, y que están empezando a tener gran disponibilidad en nuestro país debido al cada vez mayor nivel de industrialización de los granos en origen».

Además, debido a los procesos industriales propios de cada materia prima, sean granos de cereales, semillas de oleaginosas u otras fuentes primarias, cada sub-producto que sale al mercado tiene características peculiares donde, en general, una característica común de todos ellos es la alta variabilidad en composición de nutrientes y en calidad, principalmente entre diferentes partidas industriales, lo que requiere tener un conocimiento acabado de estos insumos, detalló el técnico del Inta.

En este contexto, el especialista subrayó que «en el caso que el forraje conservado sea alfalfa se cosechará y realizará heno cortado con maquinaria equipada con plataforma flotante de discos y cuchillas cortas, con acondicionador de doble rodillo».

En Argentina, ya existen levantadores de mega fardos muy eficientes que facilitan el manejo. La mecanización, en los sistemas intensificados llegó para incrementarse paulatinamente con los mixer, con desmenuzadores y troceadores de fibras, sean verticales y/o horizontales con cuchillas; todos con balanzas inteligentes para controlar la ración y al operario que maneja el mixer.

Correcto manejo del heno de alfalfa. El heno de alfalfa es una asignatura pendiente en nuestro país dado que la calidad promedio de nuestros rollos y megafardos todavía dista de lo que necesitamos para usar este alimento no solo como fuente de fibra sino también de proteína, remarcó el técnico del Inta.
Para la correcta producción del heno de alfalfa, Sánchez hizo foco en mejorar el manejo de las pasturas destinadas a corte como la calidad de semilla, genética, eficiencia de implantación, corrección del ph del suelo, control de malezas, sistema de siembra, plagas, enfermedades.

Otro aspecto importante que señaló el técnico del Inta es que es necesario ajustar el momento óptimo de corte, ya que el 70% de la calidad del heno depende del estadio fenológico del forraje a cortar, teniendo en cuenta que para alfalfa es en botón floral, y para gramíneas en hoja bandera.

A la hora de comentar sobre los nuevos sistemas de corte, Sánchez resaltó que «es necesario cambiar definitivamente los sistemas de corte, adoptando segadoras con discos montados sobre una barra flotante y equipada con cuchillas cortas de fácil recambio».

Y continuó: «También será necesario cortar el forraje a una altura uniforme de 7 cm, a la mañana temprano después de levantado el rocío, para aprovechar al máximo las horas de sol y acelerar el secado del forraje».

«Trabajar con cuchillas bien afiladas, cortando solamente la cantidad de forraje que se pueda recolectar en óptimas condiciones de una jornada de trabajo, sin dejar material tirado en el campo», afirmó el especialista del Inta.

Y continuó: «En la actividad de corte participaron los equipos autopropulsados Challenger WR 9760, la segadora Yomel Moscato 3070, la segadora Mainero 6070 y la nueva línea de corte Montecor con su modelo M936 TC. Esta cantidad de máquinas muestra el avance que ha mostrado el sistema de producción argentino, donde el área cortada con segadora evolucionó del 18% en 2010 al 31%».

Durante el evento realizado en Manfredi, para la confección de rollos se dispuso en un mismo lote y en simultaneo de los modelos Yomel Magna 940 RotoCut, la presentación a campo de la novedosa Mainero 5886, Montecor 8520 con nuevos dispositivos electrónicos de pesaje y medición de humedad, nueva versión de la Challenger RB46A con atador a red y la Massey Ferguson 2846A. New Holland por su lado presentó una núeva línea de enrolladoras con sistemas procesadores de fibra que enrollan fibra de 4 cm de longitud. Con todos estos equipos se transmitieron los conceptos para lograr un rollo con más de 18% de proteína, a su vez que se mostraron los resultados de evaluación de pruebas de los procesadores de fibra (cutter) en cuanto a pérdidas de hoja, consumo de combustible y el ahorro que se ocasiona al momento de utilizar esta fibra procesada ya sea en un mixer vertical u horizontal.

El silo de maíz, también importante. La ventana de picado de maíz es entre 32% y el 39% de materia seca. Valores inferiores pueden derivar en una fermentación butírica o en un exceso de lixiviación de azúcares, mientras que niveles superiores pueden retrasar e incluso impedir que la fermentación se lleve a cabo.

En este sentido, Sánchez aseveró que «para determinar el momento de picado, no podemos seguir observando el grano, sino que debemos determinar el porcentaje de materia seca. que posee el cultivo dado que no existe una correlación marcada entre la línea de leche de los granos y el porcentaje de materia seca de la planta».

Un aspecto importante señalado por el técnico del Inta es que utilizar el sistema procesador de granos (cracker) disminuye la capacidad de trabajo en un 15% e incrementa el consumo de combustible en un 25%, pero es una inversión (no un gasto) que debemos pagar al contratista para que el silo que estemos confeccionando sea además una fuente energética que incrementará nuestra producción de carne y leche.

A la hora de comentar sobre la producción, y el corte para el máiz, Sánchez explicó que «el tamaño teórico de corte debe regularse desde los rodillos de alimentación, evitando quitar cuchillas del rotor. Según condiciones de MS. del cultivo, el largo teórico debe variar desde los 12 mm (40%) a 19 mm (32%)».

Sobre la confección del silobolsa, Sánchez añaidó que «es necesario que la confección de las bolsas sea en terrenos firmes, altos y fuera de la sombra de los árboles. Además, hay que controlar que el estiramiento del nylón nunca supere el 10%, ya que más estiramiento, es un posible riesgo de rotura, y menos estiramiento, generaría aire dentro de la bolsa».

Subproductos del maíz, también. Alrededor de 1,2 millones de toneladas de maíz se van a procesar en la Provincia de Córdoba para producción de etanol, del cual se puede obtener un excelente subproducto proteico (granos destilados que incluyen el núcleo de maíz menos el almidón) que en forma seca (DDG) puede formar parte de alimentos balanceados para ser utilizados en las raciones, tanto de carne como de leche, y en forma húmeda (WDG), que si bien puede ser utilizado directamente en las raciones no sirve para constituir alimentos balanceados.

Por último, Sánchez, señaló que «este subproducto, rico en proteína, fibra y grasa, puede ser mezclado con el jarabe obtenido del agua residual del centrifugado, incrementando aún más su valor nutricional», finalizó.

El costo total de la alimentación

En los sistemas ganaderos intensivos, el costo de alimentación es la variable de mayor impacto. En muchos planteos, incluso, puede representar más del 70% de los costos totales de producción. Bajo este panorama actual debemos tener presente que hacer un forrajes conservado de baja calidad cuesta lo mismo que hacer uno de mala calidad al momento de la confección, pero la repercusión que puede acarreas como una baja en producción y en el aumento de los costos, afecta notablemente la rentabilidad y viabilidad de la empresa.

Sobre los subproductos de la industria y su utilización, el técnico del Inta detalló que «deberían ser almacenados apropiadamente, pero, al igual que la malta, no son productos que pueden permanecer a la intemperie muchos días sin deteriorarse, 3 a 4 días como máximo, dependiendo del clima».

Por último, el técnico resaltó que «la posibilidad de agregar subproductos en la dieta, es clave para lograr buenos resultados en el rodeo».

Por Alejandro Besana. Semanario Infocampo

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