Recorriendo los pasillos del Congreso de Aapresid se pueden encontrar productores de punta con manejos que alcanzan rendimientos históricos. Para el maíz, la aplicación de tecnología es esencial para alcanzar buenos resultados.

En la localidad de Alcorta, en la provincia de Santa Fe, Gastón Huarte, ingeniero asesor de la empresa JKI, expresó que «se obtuvieron 190 qq/ha de maíz como promedio de 3 parcelas experimentales».

A la hora de contar sobre cómo fue el manejo, Huarte resaltó que «el cultivo fue implantado en un lote con aptitud de uso clase I, serie Pergamino, sobre el cual se viene desarrollando una excelente rotación de cultivos. Desde el momento en que la empresa tomó el manejo del campo se viene desarrollando una secuencia de cultivos que arrancó en la campaña 09/10 con soja de 1ª continuando sucesivamente con trigo/maíz de 2ª, soja de 1ª, cebada/maíz de 2ª, soja de 1ª para llegar a la presente campaña con maíz de 1ª».

A su vez, el ingeniero resaltó que «en cuanto al manejo del cultivo, la protección del mismo se inició con el barbecho de otoño con la aplicación de una mezcla de glifosato, atrazina y dicamba».

Sobre la fecha de siembra, Huarte detalló que «el 26 de setiembre se sembró con una densidad de 4,4 pl/ml y una fertilización de 150 kg/ha de MAP y 250 kg/ha de urea. Luego se pulverizó el lote con una mezcla de glifosato, atrazina, metolaclor y piretroide».

Por caso, el técnico señaló que «esos rendimientos se lograron en ensayos en tres parcelas que dieron esos resultados. El tema es que en primer lugar se dieron condiciones climáticas insuperables, y además en ese campo veníamos con una rotación muy intensa, porque habíamos arrancado en el año 2009, habíamos analizado los valores y problemas del trigo y nos fuimos directamente a maíz de primera, que por suerte generó estos resultados».

Otra cuestión esencial es el nivel de fertilización. En este caso, Huarte subrayó que «en ese campo, desde el 2009 se le venía agregando al voleo 180 kilos de una mezcla que tenía azufre, magnesio y calcio, con una reposición de nutrientes muy fuerte».

A la hora de comentar si es posible mantener estos rendimientos a lo largo de las campañas, expresó que «creo que lo que muestran estos ensayos comparativos de rendimiento, por un lado, es la comparación de materiales, pero, por otro lado, es presentar las potencialidades. Esto fue algo real, que se obtuvo, y la idea es analizar con qué regularidad lo podemos volver a obtener, entendiendo, por un lado, las cuestiones climáticas, pero también dependiendo del manejo que se haga, que es muy importante. El primer mensaje que hay que instalar es que se tiene que planificar al corto, mediano y largo plazo».

Además, el técnico explicó que «en términos sanitarios, no hubo plagas y fue una buena campaña habida cuenta que indudablemente los materiales que estaban allí tenían determinadas tolerancias o resistencias a algunas enfermedades». Y continuó: «La presencia de enfermedades depende de la presencia de patógenos, también del año en sí; sin embargo, sabemos de otros materiales que tuvieron presión a la hora de poder alcanzar sus óptimos rindes, pero también de la susceptibilidad de tolerancia o resistencia del material en cuestión».

ProPor Alejandro Besana

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