Por cuarto año consecutivo -hecho inédito en la historia agrícola del país- se espera una merma en el área sembrada de granos y oleaginosas.

Debido a la caída en los precios internacionales, el marcado retraso en el tipo de cambio, la fuerte presión tributaria por derechos de exportación, la intervención del Estado en la comercialización y los altos costos de los insumos y fletes, el productor una vez más decidió resignar superficie destinada originariamente a estos commodities.

Si se considera el último récord de siembra, en el ciclo 2011/12 donde se implantaron 35,8 millones de hectáreas, la caída a lo largo del quinquenio alcanza las 3 millones de hectáreas de concretarse en el presente ciclo una siembra de 32,5 a 33 millones, apuntó Gustavo López, director de Agritrend, a la agencia Noticias Argentinas.

La merma principal se centra en el grupo de los cereales. En trigo se reitera una de las siembras más bajas de la historia, con solo 3,4 millones de hectáreas, en tanto que en maíz -el otro cultivo tradicional pampeano- se prevé la menor siembra de los últimos 25 años, con solo 2,7 millones de hectáreas.

Incluso en soja, la «vedette» de los cultivos, muchos opinan que será difícil reiterar el nivel de siembra del último ciclo, luego de muchos años de permanente crecimiento. No obstante ello, la proporción de oleaginosos en el total de los cultivos alcanzaría el récord del 70%, aseguró López.

Esta marcada caída de los cereales torna cada vez más compleja la producción argentina de granos desde una óptica de sustentabilidad del sistema. La necesidad de rotación de cultivos e incorporación de nutrientes dista mucho de lo requerido, aseguró Noticias Argentinas.

El «vecindario»
Mientras en la Argentina se debate una permanente reducción del área dedicada a los principales cultivos, una cada vez menor adopción de tecnología (fertilizantes, fitosanitarios, etc.) y sólo por las buenas condiciones climáticas de los últimos años se mantuvo la producción en niveles cercanos a los 100 millones de toneladas, sus países vecinos siguen creciendo.

En efecto, Brasil -principal socio de Mercosur- a lo largo del último quinquenio expandió su superficie sembrada en más de 10 millones de hectáreas, con un crecimiento del 25% del mismo. En tanto su producción, que en 2011 rondaba las 145 millones de toneladas, se prevé que alcance en 2016 unos 210 millones.

Para López, este notable crecimiento se dio en un marco de políticas agrícolas que incentivaron la producción, orientadas a la asistencia del sector primario -créditos para la siembra, compra de maquinaria, fertilizantes, etc.- y el sistema comercial sin impuestos regresivos que afecten los ingresos de los productores, con un tipo de cambio que cada vez más se adecua a la realidad económica local y le otorga una mayor competitividad al sector.

Esta concepción de la importancia del mismo se complementó con un fuerte sesgo pro-exportador que se plasmo en una mayor inserción de los productos brasileños en los principales mercados, completó el director de Agritrend.

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